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lunes, 3 de febrero de 2025

MEDICINA HUMANISTA

 


He leído y no sé quién lo expresó, que “El Médico que debe ser a la vez psicólogo, filósofo y hombre culto, dotado de métodos refinados, con intuición penetrante para tratar personas individuales, es uno de los últimos supervivientes del espíritu libre y del individualismo”

Diagnóstico y tratamiento

Diagnosticar no consiste en poner nombre a un padecimiento, ya lo recordé otras veces. Ni siquiera consiste solamente en clasificar, agrupar, hacer taxonomía, o sea ordenar, hacer nosografía, aunque todo esto sea necesario. Diagnosticar es en primer lugar hacer una identificación individual de este sujeto que tengo delante de mí, de lo que está en el origen de su padecimiento sabiendo que ello es complejo, intrincado, reticular.

Por su parte, la terapéutica no puede pretender lograr que el paciente vuelva a su estado anterior a la enfermedad, aunque si le preguntasen al interesado nos dirá que es eso lo que desea. Nadie puede lograrlo por más que se lo proponga porque nadie es el mismo después de pasar una enfermedad.

De hecho, aunque pueda parecer que "debemos pasar la enfermedad cuanto antes mejor" como quien necesitara atravesar un río lleno de peligros, en realidad la enfermedad no cursa dentro de nosotros, sino que somos nosotros los que vamos cambiando en el tiempo mientras estamos enfermos. La enfermedad no es un estado en el cual el enfermo estuviera poseído, aunque nos parezca que nos domina y que no somos los mismos durante su curso.

Por eso decimos que ya no seremos iguales al finalizar la enfermedad.

Este asunto acerca del cambio que opera en nosotros cuando nos enfermamos ¿qué relación tiene con el humanismo médico?

En dos sentidos por lo menos.

El primero se refiere a la consideración del enfermo como persona por parte del médico. Lo cual supone el respeto al sufrimiento, la discreción, el esfuerzo para no imponerle al paciente los propios deseos y la propia ideología. Y la medicina no es ajena a esa realidad que es la vida misma del enfermo, entendiendo aquí por vida su itinerario personal, su recorrido, sus valores y hasta sus preferencias.

El segundo sentido es de tanta importancia por lo menos como el anterior. Se trata del respeto al curso de las cosas, a cómo ocurren, a cómo deben de ocurrir en su espontaneidad. El respeto a la physis.

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