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martes, 12 de marzo de 2019

LA HOMEOPATÍA Y LA MUJER. SÍNDROME DE SENSIBILIDAD CENTRAL


SÍNDROME DE SENSIBILIDAD CENTRAL


Se trata de una nueva denominación para antiguos síntomas que trataron los homeópatas de varias generaciones y que desestimó la medicina académica durante siglos. Eran enfermas que “no tenían nada” pero se quejaban. Y se siguen quejando. La Homeopatía se ha nutrido durante decenios de los síntomas que le aportaron estos pacientes, especialmente estas pacientes.
¿Qué conexión hay entre sensibilidad central por un lado e hipersensibilidad por otro? ¿Se trata simplemente de una diferencia de intensidad o hay cambios cualitativos? No está claro por el momento.
Hace 40 ó 50 años se constataba que muchos de los pacientes que visitaban al médico de cabecera quedaban sin diagnóstico y no se curaban con fármacos; se trataba muchas veces de lo que hoy llamamos Síndrome de sensibilidad central. Hoy el porcentaje es menor porque las consultas son mayoritariamente visitadas por ancianos en los que el problema no radica en la sensibilidad, en ellos prevalece la organicidad.


La psiquiatra Andrea Márquez López Mato ha realizado una valiosa puesta al día del tema como paso previo a una serie de trabajos de investigación clínica y experimental. Conviene echar un vistazo a algunas de sus afirmaciones.
Dice esta autora: El Síndrome de sensibilidad central "se asienta en los conocimientos científicos en el área del dolor, la regulación del eje inmuno neuro-endocrino, la neuro plasticidad cerebral y los mecanismos adaptativos ante estresores ambientales, que constituyen la base fisiopatológica de síndromes como el fibromiálgico, síndrome de fatiga crónica, de sensibilidad química múltiple, de disfunción de articulación témporo mandibular, colon irritable, cistitis intersticial, cefaleas tensionales, migraña, dismenorrea o síndrome de piernas inquietas".
"El dolor sin lesión de la articulación témporo-mandibular, entre otros dentro del síndrome disfuncional, ya que estas enfermedades presentaban características clínicas comunes y respuesta terapéutica a agentes serotoninérgicos o noradrenérgicos (lo que conocemos por antidepresivos), proponiendo como hipótesis la existencia de una disfunción neuroendocrina-inmune (alteraciones de neurotransmisores y hormonas) que establecía un nexo entre todas ellas. Hoy se incluye en este mismo grupo al síndrome de sensibilidad química múltiple.
En 1999, Wessely y cols. incluirían a estas patologías en el término genérico de síndromes somáticos funcionales (SSF), insistiendo en la fuerte asociación que presentan los síntomas somáticos y su despertar por el distrés emocional, presentando todas ellas una serie de elementos comunes. En la actualidad se considera más oportuno el término síndrome de sensibilidad central (SSC)”.
Todas estas patologías comparten la prevalencia femenina, el dolor, el cansancio, los problemas de sueño, la hiperalgesia generalizada y la ausencia de signos de lesión periférica clara. Como sostienen varios autores, entre ellos Meeus, existe una sensibilización central, lo que implica cambios a nivel molecular, químico y funcional en el SNC provocando una amplificación y generalización de dolor y una intensificación de otras sensaciones. Esto se halla en consonancia con la teoría de la neuromatriz de Melzcack, con sus sabias palabras de que "no necesitamos un cuerpo para sentir el cuerpo", explica el dolor del miembro fantasma y el dolor de muñón. También es avalado por los estudios de RMN cerebral funcional donde se corrobora percepción dolorosa más amplia y más difusa y con disminución del umbral para la respuesta.
Es decir que la sensibilización central se puede definir como la "hiperemocionabilidad" de las neuronas del SNC en respuesta a los noci-estímulos periféricos, de manera que hay una respuesta exagerada a un estímulo doloroso normal (hiperalgesia), duración superior de la respuesta a un estímulo corto (dolor persistente), y una respuesta de dolor después de un estímulo normalmente no-nociceptivo, como tocar o frotar (alodinia)”.


Todo esto fue calificado de modos muy diversos durante el siglo XX a lo que hemos aludido en otras entradas del blog (ver La Homeopatía como medicina psicosomática); en las décadas recientes se lo incluye dentro de los trastornos somatomorfos.
Los cuadros clínicos más destacados son Fibromialgia y Síndrome de fatiga crónica, Intestino irritable. A las que habría que agregar la más recientemente descrita Sensibilidad química múltiple. Otras son:
Piernas inquietas
No tolera ruido que hacen otros al comer
Dolor témporo mandibular sin lesión
Prurito anal y vulvar
Proctalgia fugaz
Dolor miofascial
Hiperalgesia
Insomnio
Trocanteritis, bursitis
Acúfeno sin etiología aparente
Boca urente
Ante la ausencia de marcadores válidos para identificar estas entidades nosográficamente se han buscado y se proponen algunos que no siempre se encuentran en estos pacientes.
Marcadores y mecanismos propuestos:
MK-801 es una dibenzocicloheptenimina con antagonismo no-competitivo del receptor NMDA (N-metil-D-aspartato).
Marcadores de inflamación.
Cortisol en sangre.


LA HOMEOPATÍA Y LA MUJER


El médico homeópata con su interés por lo singular fue quien en primer término escuchó estos relatos sin mirar hacia otro sitio y sin atribuirlos a la imaginación o a la simple simulación. Él solamente recogía los síntomas, los que le relataba la enferma y los que él mismo detectaba. Estas pacientes contribuyeron al desarrollo de la Homeopatía enormemente.
La mujer ha sido y es determinante en cualquier enfoque médico psíquico antropológico en el que se implique la individualidad (noción de singularidad en Homeopatía, noción de sujeto en Psicoanálisis) sencillamente porque la mujer muestra una sensibilidad más fina, es capaz de observarse con arrojo, porque tiene más síntomas y tiene menos reticencias en comunicarlos. A estas mujeres nadie les creía hasta hace poco; se decía que simulaban, exageraban el padecimiento o eran histéricas. La histeria por cierto, ya la describían los médicos hipocráticos y siempre se la asoció tanto a la condición femenina que en algunos ámbitos se hablaba indistintamente de histeria y femineidad. Por lo demás el punto de vista androcéntrico tiene por lo menos 6.000 años de antigüedad en Occidente y así cualquier desviación de lo androcéntrico se presentó como una rareza.
Muchos de los que hoy niegan valor a la Homeopatía son los mismos que no aceptan científicamente el padecimiento de estas enfermas. Abrir los ojos para ver...