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lunes, 16 de abril de 2018

CRÍTICA Y AUTOCRÍTICA EN HOMEOPATÍA


LAS CONTRADICCIONES DE LOS OTROS



No tengo ninguna duda acerca de la utilidad terapéutica de la Homeopatía.
Sin embargo no tengo nada claro qué lugar le está reservado en la Historia de la Medicina. El que tiene ahora en la historia oficial es un sitio residual.

Pero si llegaran a demostrarse los beneficios de la Homeopatía incontestablemente (aunque ya sabemos que las demostraciones incontestables son siempre provisionales) a la manera que lo exige la Ciencia Médica nos encontraríamos en un problema más que ante una solución.

Y esto es así porque no todo lo que se afirma en el conocimiento homeopático es demostrable. Quiero decir, se llegaría a demostrar simplemente su utilidad para la rinitis alérgica, la cefalea en racimos o la depresión, por dar ejemplos. Pero de ninguna manera se habrían demostrado las afirmaciones del Organon de Hahnemann, las leyes de Hering o la Teoría de los Miasmas.

Por otro lado, todo lo que contiene la Materia Médica Homeopática no podemos darlo por válido. Muchas cosas sí pero muchas no. Está claro que demostrar en Ciencia implica dar por válidos unos hechos y esto supone que un determinado tratamiento ha sido útil en una patología determinada. Claro que ello no valida todo lo que aparece en la Materia Médica como si se tratara de indicaciones terapéuticas. Por tanto demostrar la eficacia en la otitis no implica nada más que validar  ese remedio para ese tipo de otitis con sus modalidades. O sea que se trataría simplemente de hacer casuística.

Y si digo esto acerca de la Materia Médica otro tanto debo decir sobre el Repertorio. Un simple cálculo aritmético aplicado al conjunto enorme de datos que contiene nos llevaría a concluir que todo ese material, el del Repertorio se recopiló sobre algunos casos o por algún caso en algún síntoma y no por más.

Por tanto una validación sería igual a legalizar algunos tratamientos. A eso lleva la exigencia de la Farmacología aplicada a la Homeopatía. Se trataría de confeccionar un vademécum al uso y ese vademécum en realidad ya está hecho por la industria farmacéutica homeopática. ¿Y aquí se acabaría todo?

UNA LARGA LUCHA PARA TERMINAR EN UN VADEMÉCUM

¿Acaso todo lo que aporta la Homeopatía se agota en esos hechos experimentales? Los que la empleamos diariamente en modo profesional sabemos que no es así. Y los usuarios también pueden dar fe de que no es así. Los resultados de la experimentación permitirían elaborar un listado de terapéutica al modo de un vademécum. Pero los grandes logros, los verdaderos aportes en el sentido de conseguir que el enfermo se sienta bien no estarían contenidos en esa lista. Entonces resultaría que después de mucho bregar en busca de reconocimiento la aceptación nos describiría como una medicina utilitarista y espuria.

Y esta disciplina, la Homeopatía sería un método subsidiario de la Medicina toda. Una técnica más entre muchas. Muchos homeópatas no es eso lo que buscaban.

Entiendo que la Homeopatía como ya ocurre con el Psicoanálisis, por dar un ejemplo, se halla más cómoda en un entorno epistemológico de Ciencias Sociales y no de Ciencias Biológicas. Ciertamente el Psicoanálisis también resulta tachado de pseudociencia por los escépticos que actualmente hacen tanto ruido. Pero en este caso el Psicoanálisis se sitúa como un modo de autodescubrimiento, de crecimiento personal en suma.

En el caso de la Homeopatía que no es un crecimiento personal creo que no tenemos más remedio que enumerar y detallar nuestros éxitos y también nuestros errores a la hora de acumular conocimiento.

NOS CRITICAN Y CRITICAMOS PERO...

Y por otra parte hace falta una profunda autocrítica por nuestra parte para abordar este tema con garantías. Y ello implica también que mantener la supuesta pureza del método defendiendo lo que se afirmó hace dos siglos ya no vale. Ninguna ciencia es igual a sí misma a lo largo de tanto tiempo. Y esta es una de las críticas que nos formula la ciencia médica. Se suele responder que se trata de una Medicina Tradicional y que conviene mantener la técnica tal como fue creada.

Quiero recordar que el Psicoanálisis actual ya no es el de Freud y tampoco es el de Lacan en sus comienzos. Y por supuesto esto es así en todas las disciplinas incluyendo las sociales. Cualquier ciencia que no cambiase nada en dos siglos sería tildada de dogmática. Y nosotros no podemos quejarnos de las acusaciones de dogmatismo si resulta que ¡SOMOS DOGMÁTICOS!

LOS HECHOS SEGÚN CADA QUIÉN

Pero el asunto más complejo y más interesante radica en qué criterios de curación utilizar para examinar nuestra terapéutica.

Aquí podríamos preguntarle a un homeópata clásico, a un médico ortodoxo sincero y a un enfermo cualquiera.

El homeópata clásico nos dirá que hay que aplicar las condiciones de la "curación verdadera", la que sostiene que se debe restablecer la salud suavemente, profundamente y progresivamente. Y que esto en un enfermo crónico puede acaecer después de un cierto tiempo al cabo del cual retornarían síntomas antiguos (lo cual sería interpretado por los detractores de la Homeopatía como efectos colaterales del tratamiento). Además, como señala la doctrina la curación consiste en la desaparición de todos los síntomas.

El médico ortodoxo nos diría que no hay más criterio de curación que el restablecimiento de un estado de armonía físico, psíquico y social, tal como suscribe desde hace tiempo la Organización Mundial de la Salud. Aunque agregaría que él, el médico tiene pocas posibilidades de intervenir en lo social y que trataría de mejorar lo  físico y lo psíquico con fármacos que la mayoría de las veces, confesaría porque es sincero, resultan ser sintomáticos.

¿Y el enfermo que respondería? Esta es en mi opinión la respuesta más interesante y espero conseguir explicar por qué.

Nos dirá seguramente que él busca volver al estado anterior a su enfermedad. Le explicaremos que en una situación secuencial interviene el tiempo y que no existe tal retorno a lo anterior, que no hay dos estados iguales. Entonces terminaría admitiendo que él gozaba de cierto estado de bienestar y que ese bienestar desea recuperarlo.

Y en esta respuesta está una de las claves del éxito de la Homeopatía entre los usuarios.

En la práctica clínica homeopática constatamos a menudo en los estados crónicos que el enfermo recupera el bienestar aun cuando no todos los síntomas han desaparecido.

Ese estado que es admitido a menudo por los pacientes tratados con remedios de fondo, con el simillimum se puede describir como ataraxia, palabra griega que designa un estado del ánimo sereno, un tanto indiferente. Y debo admitir que dicho estado difícilmente sea reconocido por un evaluador que juzgase los resultados terapéuticos.

Nos acusaría de misticismo porque no se traduce en hechos clínicos. Y esto concuerda con lo que decíamos antes acerca de aquello que aporta la Homeopatía y que está más allá de los hechos en la experimentación.

Aparecen así confrontadas las vivencias y opiniones del usuario y las descalificaciones de quien evalúa desde una posición exterior. Una fuerte contradicción.


En fin, en este breve recorrido he tratado de poner sobre la mesa nada menos que nuestras contradicciones. Pero no hay que temer a las contradicciones de una práctica, de un discurso, de una ideología, de un saber y hasta de una creencia. Somos reacios a enunciar nuestras contradicciones pero eso ocurre en todas las actividades. Nosotros mismos solemos defendernos evidenciando las contradicciones de la medicina académica a la que llamamos Alopatía.

Abogo por la autocrítica desde hace casi cuarenta años con suerte diversa a la hora de recoger adhesiones, debo reconocerlo. Pero si no emprendemos esta tarea estamos abocados a hablar como los escépticos. Y también abogo por reservar la última palabra al usuario.





domingo, 1 de abril de 2018

LOS DIFERENTES MODOS DE ENFERMAR: ESENCIAL PARA LA HOMEOPATÍA


          Más allá de las formas clínicas


Todo médico repite que "no hay enfermedades, hay enfermos". Y acude rápidamente al auxilio de la comparación entre las diferentes formas de desarrollar fiebre un lactante y un anciano, las formas lentas y larvadas de aquel enfermo emaciado con mal estado general y las evoluciones rápidas y floridas del paciente joven y vigoroso que se restablece rápidamente.

Pero además de estos ejemplos que por repetidos nos parecen tópicos, el médico homeópata constata que:


  • Hay personas que nunca desarrollan una gripe con síntomas digestivos a pesar de estar expuestos a los mismos virus que los que sí manifiestan esos síntomas.
  • Algunos presentan fiebre con sueño y embotamiento mental y otros con excitación, miedo y ansiedad.
  • Hay quien tiene infecciones urinarias con síntomas inflamatorios de la vía urinaria y otros nunca los expresan clínicamente.
  • Unos sienten el dolor intensamente ante un estímulo leve, otros pasan mucho tiempo con una lesión a menudo importante sin haberlo notado.

Podemos continuar con los ejemplos y aburrir al lector. Todo médico se haría partícipe de estas afirmaciones excepto alguien que se niegue a aceptar lo evidente. 

Los homeópatas además, sacamos partido de estas diferencias, las empleamos como fundamento terapéutico.
En esto consiste la individualización clínica que tanto reivindica la Homeopatía porque en esas singularidades se basa el éxito del método homeopático.
Y reconocemos que hay enfermedades y hay enfermos. La diversidad de la presentación del proceso morboso que nos muestra la singularidad del sujeto no desdice un ápice la existencia de las enfermedades y de sus formas clínicas.